La web especializada en gastronomía, viajes y cultura «Tendencias Hoy», del grupo Economía Digital, publica un sabroso reportaje titulado Un viaje divino por los dulces de Madrid. Allí, la periodista Mar Nuevo elabora una lista de los mejores dulces, postres y mermeladas que se elaboran en los conventos y monasterios de la Comunidad de Madrid.
Cinco productos tienen el honor de estar en esta lista y Alcalá de Henares no podía faltar. Por supuesto que lo hace con sus famosas almendras praliné.
Comparten ranking con las galletas y pasteles del Monasterio del Corpus Christi en la capital, los Turrones de las Clarisas de Chinchón, las trufas de chocolate de Valdemoro y las cercanas y deliciosas mermeladas de las Carmelitas Descalzas de Loeches.
“Muchos fans de este producto”
Volviendo a Alcalá, como apunta Mar, “la fama de sus almendras caramelizadas se ha extendido más allá de los límites de la ciudad y hay muchos admiradores de este producto, el único que elaboran y también venden a rueda”.
Y es que las almendras de Alcalá están documentadas desde al menos el siglo XVIII, son seguramente de origen árabe y son una de las grandes embajadoras gastronómicas de la ciudad.
Es una receta sencilla pero exquisita, y es utilizada con maestría por las monjas de clausura del Convento de las Clarisas de San Diego, también llamadas «almendreras».
La Almendra de Alcalá se puede encontrar en muchas pastelerías de la ciudad, pero lo más tradicional es ir al Convento de las Clarisas de San Diego, que existe desde el siglo XVII (1670).
La tradición y el respeto a las monjas de clausura dictan que para comprarlas no se ve ni a la monja que las vende, ya que la transacción se realiza a través de una ventana giratoria de madera. Primero tendrás que depositar el dinero y te devolverán la caja correspondiente con las preciadas almendras.
¿Almendras Caramelizadas o Caramelizadas?
El castellano dice que la palabra la hace quien la usa. A lo largo de los años los complutenses siempre hemos dicho ‘Garrapiñadas’ (con dos R), por lo que podemos considerarla una fórmula correcta de uso.
Pero nuestras almendras se cuecen garapiñándose (una R) y de ahí su verdadero nombre. Lo dicen las Pata Negra de Alcalá y en las cajas donde las Clarisas vendían sus productos especificaban claramente ‘Almendra Fina Garapiñada’.