Mié. Oct 4th, 2023

Nos reunimos en el claustro del Convento de Santo Tomás, corazón del Parador de Alcalá, con Pedro Soria, su director. Son días de celebración para él porque, a sus 68 años, cumple 50 años como empleado de la Paradores del Turismo de España.

Su historia es la de un joven que comienza a trabajar como botones en un hotel y asciende desde la recepción hasta el último piso para ocupar el puesto de gerente. Pedro Soria es un jiennense originario de Bailén que empezó en las oficinas del Parador de Hondarribia, a 800 kilómetros de su casa, cuando apenas tenía 17 años. Allí ayudaba en las cocinas o en la recepción, “lo que hiciera falta”, nos cuenta.

Desde allí viajó por toda España, siempre como empleado de Paradores, y se convirtió en uno de los nombres más importantes de la hostelería en nuestro país. Tuvo su primer contacto con Alcalá de Henares como director regional. Una ciudad a la que ha ayudado a crecer turísticamente y en la que vive con su familia desde que fue nombrado director del Parador de Alcalá en 2007.

Por eso -recuerda- “teníamos que demostrar a los clientes y turistas que Alcalá era historia, cultura, patrimonio, que merecía la pena visitarla”. Pedro Soria es la historia de los Paradores, pero también es un pedacito de Alcalá de Henares.

Pedro Soria, 50 años como trabajador de Paradores ¿Cómo empezó todo?

Es cierto que no es muy normal, pero afortunadamente he tenido el privilegio de poder disfrutar de este trabajo y de esta empresa durante 50 años.

Soria nos cuenta que todo empezó cuando tenía 17 años y estudiaba en Bailén (Jaén), que siempre ha sido una ciudad que ha aportado muchos trabajadores a la red de Paradores. “Allí teníamos un albergue que, aunque no era oficial, funcionaba como una especie de escuela de negocios”.

Además, en aquellos años habría un Parador «un día tras otro», por lo que se necesitaba mucho personal, sobre todo en cocina y comedor. Allí entrenaban por muy poco tiempo y, automáticamente, equipos completos partían hacia determinados albergues.

En la mayoría de Paradores había mucha gente de Bailén y nos conocíamos y así entré. Cuando estaba estudiando el antiguo COU había una vacante en las oficinas y sin saber ni lo que era Paradores, me encontré en Hondarribia, que todavía se llamaba Fuenterrabía. Es decir, a los 17 años estaba a 800 kilómetros de mi casa. Llegué a un impresionante castillo donde me encontré con el compañero Bailén quien me dio la bienvenida para iniciar este camino de 50 años.

¿En qué momento te diste cuenta de que te ibas a quedar en Paradores el resto de tu vida?

No creo que haya un momento en el que digas “mi vida seguirá siempre en los Paradores”. Pero esta es una empresa que, si quieres y trabajas, te ofrece muchas oportunidades de promoción. Y mi historia es como la del niño que entra al banco como mensajero y hace y aprende de todo. Llegaba y trabajaba en la oficina, pero también ayudaba en la recepción o en el comedor, y esa fue mi escuela y mi formación.

Por tanto, dentro de mis posibilidades, siempre he querido intentar llegar a las categorías más altas, trabajando hoy de ayudante, pero queriendo ser mañana funcionario de oficina y pasado mañana, contable y entonces, quizás, la empresa hubiera dado me dio la oportunidad de ser director. , como realmente sucedió.

¿Conoces algún caso similar en los Paradores?

Esta es una empresa donde el concepto de antigüedad es muy consistente. Aquí, de hecho, se establecen algunos premios para honrar a los trabajadores. Cuando se crearon vieron que el número de empleados con antigüedad era tal que el límite se fijó en 33 años. Somos una empresa única y diferente en el sector. Cuando hablas con otros compañeros de empresas y cadenas hoteleras, sorprende tremendamente que seamos una plantilla con tanta antigüedad.

Y que, sobre todo antes y quizás ahora menos, para subir de nivel era condición obligatoria el paso a otro Parador, del que nacía un lugar superior. Por eso, sobre todo cuando eras más joven, tuviste la oportunidad de conocer otros hostels, otras ciudades y otras formas de trabajar. Ha sido muy divertido pensar que podías estar hoy aquí, mañana en Bielsa y al día siguiente en Teruel.

Y todo ello en esa España donde pasé mis primeros 17 años estudiando en Bailén y donde, como mucho, nunca había ido a Málaga o Granada porque las restricciones de viaje también eran evidentes. A partir de ahí empiezas a tener salario y libertad, así como la posibilidad de ascender, cambiar y conocer otras ciudades. Es toda una aventura. Por eso, quizás, nunca has pensado en cambiar de empresa, sino en moverte dentro de ella.

Historia de los Paradores, pero también historia de Alcalá porque Pedro Soria llega a la ciudad con la inauguración del Parador

Llegué en diciembre de 2007 porque el Parador de Alcalá era un edificio tan potente que no teníamos una fecha precisa para la inauguración. Queríamos que se hiciera cuanto antes, porque entendíamos que este Parador necesitaba incorporarse cuanto antes a la red.

La obra aún tenía algo de tiempo y aunque la inauguración oficial no se produjo hasta julio de 2009, es cierto que ya en septiembre de 2008 ya había algunas piezas terminadas y poco a poco empezamos a trabajar hasta la inauguración oficial.

50 años de Pedro Soria en los Paradores

¿Cómo era Alcalá entonces?

Muy diferente a lo que es ahora. Durante algunas etapas de mi vida laboral también fui director regional de Paradores en la región centro-oriental, a la que pertenecía La Hostería del Estudiante. Hablamos de 2004/05, cuando iba alguna vez a Alcalá, y debo deciros que mis sensaciones como concepto hotelero no eran las mejores. Ni siquiera, como ciudad.

Pero luego vino la inauguración del Parador y creo que ayudó a que, tanto desde el punto de vista turístico como conceptual, se produjera una recuperación de la ciudad como la que hemos vivido en estos 13 o 14 años. Fue impresionante y creo que Alcalá debería estar muy orgullosa del trabajo realizado en todos estos aspectos, incluido, por supuesto, el concepto turístico.

¿Qué supuso la declaración de Alcalá como Patrimonio de la Humanidad?

En aquellos años llegaste a Alcalá y, si tenías que pernoctar, te costaba encontrar alojamiento. Estaba el hotel El Bedel y poco más que unos cuantos hoteles en las zonas industriales. No sé por qué motivos, a pesar de la declaración, Alcalá no había entrado en el mundo del turismo ni lo consideraba imprescindible para el desarrollo económico de la ciudad.

De ahí la importancia de los Paradores. En Alcalá es, quizás, lo que marca el criterio para que muchas otras cadenas hoteleras vengan a la ciudad y vemos que ahora, en el nivel de tres y cuatro estrellas, ya tenemos mil habitaciones disponibles. Afortunadamente, muchos días con una ocupación muy alta.

La posada, el edificio del Parador, las magníficas figuras del establecimiento de la ciudad… ¿Cómo puede mejorar el Parador de Alcalá?

Sin duda, creo que el Parador seguirá mejorando en la misma línea que el turismo, la hotelería y la ciudad. Cuando nos reunimos con nuestros compañeros y hablamos de turismo, decimos que lo mejor está por venir. En Alcalá se han hecho cosas importantes y temas relevantes siguiendo el título de Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Esto nos dio una referencia y algunos socios de turismo extranjeros nos ven donde jugamos. Liga de CampeonesHace mucho tiempo que no estamos en las divisiones inferiores.

Ahora, estamos entrando en este importante concepto de turismo y creo que ese es el camino del trabajo que se ha hecho en la ciudad. Por ejemplo, la recuperación de las calles con este concepto semipeatonal de todo el centro histórico ayudará a que Alcalá siga mejorando.

Y el Parador de Alcalá quiere ser ese buque insignia dentro de los Paradores, pero también un punto de referencia en la ciudad. Hemos sido claros desde el principio. Vemos ahora de lejos el año 2009, que fue un periodo muy complicado para la gestión y puesta en marcha de un Parador con una fábrica de 14.000 metros cuadrados y más de 30.000 metros construidos, en el que pretendíamos trabajar con empresas en reuniones y convenciones . Y esa apertura en medio de la crisis financiera. Fueron años muy difíciles en los que recuerdo una Alcalá vacía los fines de semana, o en Semana Santa y puentes.

Alcalá era entonces ese concepto de parque temático donde la gente venía por la mañana, se tomaba unas cervezas y por la tarde volvía a su ciudad. Teniendo en cuenta entonces que venía gente de otros puntos a pasar la noche, era casi imposible.

Por eso tuvimos que trabajar con organizaciones de turismo, instituciones y compañeros de la ciudad. Teníamos que demostrar a los clientes y turistas que Alcalá era historia, era cultura, era patrimonio, que merecía la pena visitarla y, sobre todo, que estaban las condiciones para venir a quedarse un día o dos en una ciudad que puedes disfrutar.

Ahora estamos viendo que hay clientes que vienen a Madrid y deciden quedarse a dormir en Alcalá. Este es un salto cualitativo en nuestro turismo y el Parador se siente feliz y orgulloso de formar parte de él.



Aquí va lafuente para saber más.

Por Eva Martínez Castillo

Eva Martínez Castillo es una periodista española especializada en reportajes de investigación. Ha trabajado para algunos de los principales medios de comunicación españoles, como El País y El Mundo. Martínez Castillo es conocida por sus intrépidos reportajes sobre temas delicados, como la corrupción gubernamental y el narcotráfico. En reconocimiento a su trabajo, ha recibido numerosos premios, entre ellos el Premio Nacional de Periodismo en 2006.