Algo que pasa una vez puede ser casualidad, si pasa dos veces es costumbre, pero si pasa varias veces se convierte en tradición. Las cervezas en Nochebuena siempre han estado fuera en Alcalá. Pero ha sido en los últimos años que la forma y el lugar para hacerlo ha cambiado, convirtiéndose en toda una tradición alcalaína.
Por cierto, las cañas de Nochebuena son solo un nombre porque, en la mayoría de los casos, lo que menos comemos, sobre todo a medida que avanza el día, son las cañas.
Este año parece que la reunión en el centro y en los barrios será masiva después de que en 2020, por el coronavirus, la gente evite salir. De hecho, la policía anunció que estarían monitoreando a las multitudes y prácticamente no tenían trabajo. Parecía que en 2021 podíamos haber hecho algo, pero el aumento de la pandemia nos impidió unirnos como queríamos.
Pero echando la vista atrás, recordamos cómo en los años 80 nuestros padres bajaban a los bares de barrio unas horas antes de cenar. Eran los tiempos en que el cantinero se arriesgaba a ahuyentar a los clientes, porque de haber sido por ellos ni siquiera habrían ido a cenar.
Eran tiempos de mucho trabajo para nosotros por tener una vida mejor que la de ellos y el tiempo libre se limitaba a ir de bares porque había pocas propuestas más en una ciudad entonces más industrial que cultural.
Finales de los 80 y principios de los 90
Por supuesto, si bien se ha mantenido y aún existe hoy, eso fue cambiando, y en los años 80 y 90, comenzamos a ver cómo la gente salía antes. Varias fuentes nos cuentan que este cambio pudo haber comenzado en el bar Quebec de la calle Ramón y Cajal. Jacinto, el dueño del bar y de otros establecimientos como el estanco de la calle Mayor, intentó dejarlo abierto a la hora de comer, cuando todos los bares cerraban en Nochebuena.
El éxito fue tal que el encargado del bar, Teo, tuvo que dar al hijo de su jefe cinco pesetas por cada botella recogida. Por aquel entonces no existía ninguna ordenanza municipal que prohibiera llevar a la calle vasos o botellas de cristal, pero los dueños del local preferían que todo estuviera lo más ordenado posible para que los clientes se sintieran cómodos.
Jóvenes de Alcalá asistieron al evento y Quebec se convirtió en el punto de encuentro. Los demás bares de la Calle Mayor no tardaron en hacer lo mismo. Así Nino y Coimbra, y más tarde La Panadería, se sumaron a la puja convirtiendo la principal vía de Alcalá en el epicentro de las cañas de Nochebuena.

Lo que se suponía que iba a pasar pasó y salir al centro en la mañana del 24 comenzó a convertirse en una tradición. La idea de mantener abiertos los bares corrió como la pólvora, y la oferta empezó a extenderse más allá de Santos Niños.
Los bares de La Zona, que en ese momento acaparaban la vida nocturna de Alcalá, decidieron abrir por la mañana ya las 17:00 h se llenaron de gente reunida para tomar una copa antes de retirarse.
Los litros en vaso de cristal de La Chopera, las patatas bravas de Las Vaqueras y las botellas y botellas de sidra y cava de La Parada fueron los auténticos protagonistas, antes de pasar a lugares como La Casona y El Naif con su agua de Valencia. Manadas de grupos de amigos salieron a la calle, a pesar de que la ley permitía fumar dentro de los bares, porque hasta a los alcalaínos ‘les gusta tomarse nuestra cerveza fuera… en la calle’.
el presente
Pero fue el siglo XXI el que llenó las mañanas en el centro de una multitud que quería salir desde la mañana. Ahora es la zona de la Plaza del Mercado y la calle Ramón y Cajal la que se llena cada Nochebuena y Nochevieja, con grandes y pequeños con copas en mano para celebrar la llegada de la Navidad.
Comienza en lugares como El Hidalgo, la auténtica taberna de Alcalà, pero son lugares como Lola o Hanoi los que dan un ambiente increíble a esta tradición de Alcalà que ahora tiene su centro neurálgico en la calle Cerrajeros.
Hace años, en la calle Ramón y Cajal, era el restaurante La Rayuela el que pinchaba música con Djs, ahora da testimonio de ello el bar Babieca, que desde hace cuatro Nochebuenas se encarga de animar la mañana y la tarde, de esta calle próxima. puerta en Cerrajeros y que también cuenta con el bar Elena o la Taberna 7 para recibir aún a más gente y dar, si cabe, más ambiente.
Aunque hay muchas zonas en el centro, como la Plaza de San Diego o la Plaza de los Irlandeses con la fiesta multitudinaria de Las Retintas (sede de la Vespa Club Alcalá de Henares), u otros puntos de la ciudad donde se encuentran los bares lleno. Con una mención especial a la magnífica Carolina del barrio de Venecia.
En cualquier caso, las cañas de Nochebuena nos trasladan en el tiempo a Alcalá. Amigos que no solemos ver el resto del año nos recuerdan nuestros días de estudiantes o las noches hasta el amanecer quemamos nuestra ciudad.
¡¡¡Feliz caña y Feliz Navidad!!!
Aquí va lafuente para saber más.